El ‘que’ galicado: ¡Huy! ¿Y eso con qué se come?

El qué galicado

Calma, amigos. ¡Que no panda el cúnico! Es posible que la palabra ‘galicado’ suene algo pedante, y hasta alambicada, pero si pensamos con un poquito de detenimiento, es fácil concluir que viene del galo, idioma predecesor del francés. Por tanto, ‘que galicado’ o ‘que afrancesado’ es el nombre que se da al ‘que’ cuando se le usa en construcciones propias del francés, pero no del español.

Veamos los siguientes ejemplos:

A.

  1. En ese hueco es que vivo.
  2. Es por eso que decidí arrastrarme por el suelo.
  3. De ellos era que despotricábamos sin reato de conciencia.
  4. Por eso será que se comporta como si en verdad fuera bruto.
  5. En ese cementerio fue que quedó enterrada la cucaracha.

Para saber si estamos en presencia de un ‘que’ galicado, (lógicamente) primero debemos observar si efectivamente hay un ‘que’ en la oración. En este caso, todas las oraciones anteriores tienen un ‘que’ (señalado en cursiva).

Hay registros de que este uso ha contaminado nuestro idioma desde los propios orígenes de las lenguas romances, ya que en francés, la estructura natural es la que se ve en el siguiente ejemplo: C’est ici que j’habite. Literalmente, sería: ahí es que vivo.

En segundo lugar, examinamos si, contrapuesta al ‘que’, hay alguna conjugación (no importa cuál) del verbo ‘ser’. Tal es el caso en todos los ejemplos anteriores (en negrilla).

En los casos que nos ocupan, el ‘que’ usurpa el lugar que legítimamente le corresponde al adverbio o expresión adverbial de tiempo, modo, causa, lugar o complementos. Según esto, lo correcto sería:

B.

  1. En ese hueco es donde yo vivo.
  2. Es por eso por lo que decidí arrastrarme por el suelo.
  3. De ellos era de quienes despotricábamos sin reato de conciencia.
  4. Por eso será por lo que se comporta como si en verdad fuera bruto.
  5. En ese cementerio fue donde quedó enterrada la cucaracha.

Con seguridad algunos de ustedes estarán pensando que bien podría decirse:

C.

  1. En ese hueco vivo yo.
  2. Por eso decidí arrastrarme por el suelo.
  3. De ellos despotricábamos sin reato de conciencia.
  4. Por eso se comporta como si en verdad fuera bruto.
  5. En ese cementerio quedó enterrada la cucaracha.

Los que así piensan tienen razón, pero hay que aclarar que la diferencia está en el énfasis. Las cinco oraciones inmediatamente anteriores (C) son correctas, pero menos enfáticas que las del apartado B. Se trata, entonces, de decidir el acento que queremos dar a nuestra expresión y, en consonancia con ello, incluir o no el adverbio correspondiente, pero nunca el ‘que’ galicado.

Debo alertarlos, amigos, contra los que creen que el ‘que’ galicado consiste en decir o escribir ‘desde que’, expresión que es totalmente correcta, aún en su variante popular ‘ende que’. Disfruten, entonces, sin remordimientos, de la tierna cueca chilena Ende que te vi, interpretada por Los Guaraníes.

En otro artículo me ocuparé de otros ‘que’ que, no siendo galicados, son igualmente impropios: el queísmo y el dequeísmo. Mientras tanto, diviértanse un poquito con estos ejercicios.